Muchas personas no entienden el porqué o cómo las personas se pueden volver adictas a las drogas. Esto es debido a que existe un pensamiento erróneo bastante generalizado, que mantiene que las personas con un problema de adicción no tienen principios morales o fuerza de voluntad y que en realidad ellos podrían dejar de consumir drogas simplemente tomando la decisión de parar.
Pero en realidad esto no es así, la drogadicción es una enfermedad compleja y dejar de consumir drogas cuando existe adicción requiere más que buenas intenciones o fuerza de voluntad. Este planteamiento acerca de la adicción hace que las personas que están inmersas en ella puedan tener dificultades en pedir ayuda o reconocer que tienen un problema, ya que por un lado les culpabiliza y por otro se entiende que es su decisión seguir abusando o no, sin atender a su dificultad de dejar de hacerlo. Realmente una persona con un trastorno de adicción ha generado un cambio a nivel cerebral que hace que el dejar de usarlas sea duro, hasta para aquellos que quieren dejarlas.
¿Qué es una adicción?
La adicción es una enfermedad crónica caracterizada por la búsqueda y el uso compulsivo e incontrolable de la sustancia que la genera ya sea una droga o también podrían ser otras cosas tales como el juego, las compras, los videojuegos, internet..., a pesar de las consecuencias adversas que pueda tener para la persona el uso o el abuso de las mismas. Para la mayoría de las personas, la decisión inicial de consumir drogas es voluntaria, pero el consumo repetido de las mismas puede generar cambios en el cerebro que desafían el autocontrol de una persona adicta e interfiere con su habilidad de resistir los deseos intensos de consumo. Estos cambios del cerebro pueden ser persistentes, lo cual provoca que la adicción sea una enfermedad "reincidente", de manera que las personas en recuperación del trastorno del uso de drogas están en alto riesgo a volver a usar drogas aunque lleven años sin usarlas.
Es común que una persona recaiga, pero la recaída no significa que el tratamiento no sirva. Similar a otras condiciones crónicas de la salud, como puede ser la hipertensión o la diabetes, el tratamiento debe de ser continuo y ajustado, basado en cómo el paciente responda. Los planes de tratamiento necesitan ser revisados a menudo y modificados para adaptarse a las necesidades cambiantes del paciente.
¿Qué pasa con el cerebro cuando una persona usa drogas?
La mayoría de las drogas afectan al circuito de recompensa del cerebro, de manera que cuando una persona consume drogas su cerebro queda inundado con el químico mensajero llamado dopamina. Todas las personas segregamos dopamina de manera natural y gracias a ella ponemos en funcionamiento el sistema de recompensa cerebral, este controla la habilidad del cuerpo de sentir placer y motiva a la persona a repetir aquellos comportamientos que experimenta como placenteros por ejemplo comer, beber, mantener relaciones sexuales, pasar tiempo con los seres queridos, hacer deporte .... y en parte gracias a ello las personas podemos sobrevivir y prosperar. Sin embargo cuando consumimos drogas, introducimos cantidades de dopamina de manera artificial y se genera una sobre estimulación de este circuito de recompensa. Esta sobre estimulación genera una disminución en la capacidad de sentir placer y esta es la razón que lleva a las personas a tomar drogas una y otra vez, en el intento de volver a sentir placer.
Cuando una persona continúa consumiendo droga, el cerebro se ajusta al exceso de la dopamina introducida y empieza a producir menos de ella de manera natural, y/o reduce la habilidad de las células en el circuito de recompensa a responderle. Esto reduce el subidón de placer que la persona siente, comparado al que sintieron cuando tomaron la droga por primera vez, un efecto conocido como la tolerancia. Por esta razón la persona necesita cada vez más cantidad de droga, para alcanzar al mismo nivel de dopamina. Por otro lado esto puede causarles una disminución en la capacidad de sentir placer, de manera que se genera una dificultad para poder disfrutar de otras cosas, con las que anteriormente si lo hacían, como la comida y actividades sociales.
El uso de drogas a largo plazo también causa cambios en otros sistemas químicos y circuitos del cerebro, afectando a otras funciones cerebrales como:
el aprendizaje
el juicio
la capacidad de tomar decisiones
el estrés
la memoria
el comportamiento
Se considera que una persona tiene una adicción cuando a pesar de darse cuenta de las consecuencias negativas que generan el consumo de la droga continua usándola. Normalmente el consumo en una persona adicta puede llegar a tener consecuencias negativas y graves en diferentes aspectos de la vida de esta persona, afectando por ejemplo a su situación económica, de salud, trabajo, familia, estudios, relaciones sociales...
¿Por qué es que algunas personas se vuelven adictas a las drogas y otras no?
No existe un solo factor que nos pueda ayudar a predecir si una persona se volverá adicta a las drogas. Normalmente cuando una persona se convierte en adicta es debido a la combinación de una serie de factores, los cuales pueden predisponer en mayor o menor medida a una persona a desarrollar una adicción. Si una persona tiene más factores de riesgo, la probabilidad de volverse adicta es mayor, aunque como he dicho más arriba la adicción es una enfermedad compleja, y no todas la personas que tengan factores de riesgo se convertirán en adictos y en otras ocasiones, un solo factor puede generarla.
Los estudios entorno a las adicciones nos desvelan que la adicción es una enfermedad bio-psico-social y subrayan los siguientes factores como predisponentes a generar la misma:
Biología. Hay estudios que demuestran que las adicciones pueden deberse a un componente genético, así las personas con historia familiar de adicción pueden estar predispuestos a desarrollarla. La adicción puede estar también influida genéticamente por razones de género, etnicidad y/o la presencia de otros trastornos mentales.
Ambiente. El ambiente en el que se desarrolla una persona puede influir a la hora de predisponerla a generar una adicción, este incluye desde familia y sus amigos hasta el estado económico y su calidad de vida en general. Factores como la presión social, abuso físico y sexual, exposición temprana a las drogas, estrés y orientación parental pueden afectar mucho la probabilidad de que una persona use drogas y desarrolle una adicción.
Desarrollo. Factores genéticos y ambientales interactúan con las etapas críticas del desarrollo de la persona modulando el riesgo de adicción. Aunque usar drogas a cualquier edad puede llevar a la adicción, es cierto que cuanto mas joven empieza la persona a usar drogas, más probable es que genere la adicción. Para los adolescentes el consumo de drogas puede ser especialmente peligroso, ya que en esta etapa todavía se están desarrollando las áreas del cerebro que controlan la capacidad de tomar decisiones, el criterio y el autocontrol. El consumo de drogas en esta edad puede afectar al desarrollo adecuado de estas áreas y siendo estas además las encargadas de protegernos frente las adicciones.
¿Qué puedo hacer si tengo una adicción?
Mi consejo es que en el momento que te des cuentes que tienes un consumo que no eres capaz de controlar busques ayuda de un profesional en el ámbito de las adicciones. Como decía más arriba las consecuencias de las adicciones pueden ser graves, llegando a afectar a todos los ámbitos de la persona, salud, pareja, familia, trabajo, economía, amistades... En ocasiones las personas adictas llegan a perderlo todo y pueden incluso tener problemas con la justicia. Cuanto más rápido se inicie el tratamiento menos probabilidad hay de llegar a estos extremos.
Muchos profesionales de la salud mental consideramos las adicciones como una enfermedad crónica, ya que una vez que la persona ha generado una adicción difícilmente podrá usar de nuevo las drogas con control, sino que, lo más probable es que si consume de nuevo tendrá una recaída. Al igual que ocurre con otras enfermedades crónicas, como la diabetes, asma o cardiopatía, aunque no tienen cura, si que podemos conseguir gracias al tratamiento adecuado que la persona que la sufre sea capaz de manejarla de una manera eficaz, para poder llevar una vida normalizada. En este sentido la adicción es tratable y puede ser exitosamente manejada con las herramientas adecuadas.
Las investigaciones demuestran que un tratamiento multifactorial, adaptado las características individuales del paciente, teniendo en cuenta su propio patrón de consumo, si existe otra enfermedad asociada y atendiendo a todos los ámbitos de la persona, familiar, social, laboral... asegura la posibilidad de éxito para la mayoría de los pacientes. Puede ser necesario combinar el abordaje psicológico con medicación.
Otra buena noticia es que el uso de drogas y la adicción son prevenibles. Los resultados de las investigaciones han demostrado que los programas de prevención involucrando familias, escuelas, comunidades y medios de comunicación son eficaces para prevenir o reducir el uso de drogas y la adicción. Aunque las características personales y los factores culturales afectan las tendencias del uso de las drogas, cuando las personas jóvenes perciben el uso de drogas como riesgoso y tienen otros recursos para la diversión, tienden a reducir el uso de drogas. Por lo tanto la educación y la divulgación son claves con ayudar que las personas entiendan los posibles riesgos del uso de drogas. Los profesores, los padres y los proveedores de salud tienen roles claves en educar a los jóvenes y prevenir el uso de drogas y la adicción.
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